sábado, 8 de mayo de 2010


Últimamente estoy trabajando la idea de que Kirchner no puede encarnar ningún futuro, la nueva política, la nueva sociedad o como quiera decirse. Creo, más bien, que es el único que queda de la política nacional de los últimos cuarenta años que puede meter el país en el baúl del auto y llevarlo hacia un lugar distinto. Incluso podría pensarse la cuestión en términos generacionales: producir generaciones de políticos -y entre ellos, unos poquitos conductores- es una de las tareas básicas de un país. La generación que escuchó hablar de Evita a sus viejos, la que fue a Ezeiza a recibir a Perón, la que fue reprimida, la que participó de los noventa, tuvo dos timoneles de Estado: Carlos Menem y Néstor Kirchner, que fueron, ante todo, dos grandes normalizadores (cuando "los setenta" tenían que llegar a su fin para pasar a otra cosa, llegó Menem, y cuando esa otra cosa -la convertibilidad en su sentido más total, como reforma económica y cultural- hizo crisis, llegó Kirchner). La fábrica de dirigentes se encarga de que alguien tenga capacidad de atracción o lucidez histórica para encarar las reformas necesarias, para marcar un punto de inflexión en la historia. Y, por supuesto, un dirigente siempre pone un poco de lo suyo: acepta el reto, o está ahí, en el momento justo.

Cuando Menem se abstiene para que Marcó del Pont pueda ser presidenta del Banco Central, reconoce que en el asiento del conductor viaja Néstor Kirchner.

lunes, 26 de abril de 2010

110x75: o cómo hacer de lo irrisorio una ciencia

Voy a hablar de un blog sobre afiches de cine, administrado por mi colega Matías Gil Robert. Puede parecer impertinente cruzar el mundo de la política actual con el mundo del arte cinematográfico de antaño, la tradición nacional y popular actualizada en la coyuntura con el trabajo anónimo oculto por el aura de las estrellas de cine. Pero no. Habrá que usar otra cabeza para entender por qué una cuestión particularísima, referible sólo a un pequeño grupo de coleccionistas o aficionados, puede servir para entender la puja redistributiva en tiempos de Yrigoyen, o las razones por las cuáles una película argentina terminaba en un cine turco.

No se trata de una voluntad de análisis desmedida, sino de una intención deliberada por parte del autor del blog en hacer una ciencia nueva, que pueda ver en el cambio de tamaño de un afiche de cine el ingreso de la Argentina en una globalización asimétrica (a partir de los años noventa, precisamente, las medidas pasaron de 110x75 a 100x70, de acuerdo al patrón norteamericano). Toda ciencia incluye el acto de clasificar como momento decisivo: "Tipos de afiche según origen". Cualquier actividad cietífica parte de la formulación de problemas: "El extraño caso del afiche mexicano del extraño caso del Hombre y la Bestia". El científico explicita su método: "Se puede leer la historia en un afiche de cine". Y es conciente de que sus resultados existen en tanto se escriben (se publican): a veces en forma breve y descriptiva, otras de manera más argumentativa y con cierta complicidad con el lector, pero siempre rigurosa.

Toda ciencia supone un posicionamiento político.

sábado, 24 de abril de 2010

Primera Encuesta Digital de Interpretación Nacional

Con semejante pomposidad nominal, ya se puso en marcha un modo inédito de interpretación sociológica colectiva, acorde con la reconversión blogger de la comunicación política. La validez de esta primera encuesta radica, precisamente, en el federalismo virtual, así que los insto a votar para construir entre todos un saber inscripto en la propia praxis.

lunes, 12 de abril de 2010

cintas verdes repartían...

El viernes a las siete, decenas de personas televidentes e internautas de 6, 7, 8 se concentraron en la plaza central de Bahía Blanca. Los, quizá, administradores del Facebook repartieron cintas verde esperanza que simbolizaban algo bastante más concreto y menos pomposo que "la patria", aunque probablemente igual de minoritario: la defensa de la ley de medios promulgada cinco meses atrás. Las batallas que libra el kirchnerismo tienen un grado de abstracción importante, y Clarín sabe aprovecharlo, atizando la llama de la anti-política que afloró luego de que la 125 se convirtiera en cenizas. Y esa abstracción ("la democracia") es la que parece movilizar a esa minoría que podríamos llamar class-media. Hay un placer legítimo en la distancia crítica, y en el auto-reconocimiento de pertenecer a una minoría que no se come el sapo. Así como la clase trabajadora tantea su dignidad en el bolsillo, la class-media la tantea en el televisor -o en los muros de Facebook-.

martes, 30 de marzo de 2010

Postal callejera

Acabo de leer esto. Haciendo trámites en el centro, pasé por la Catedral, que está siendo reparada para el Bicentenario y vi, detrás del cartel que indica el responsable de la obra, a dos obreros que apenas pasarían los treinta años, muy cancheros con la ropa de grafa casi impecable y el casco amarillo reluciente, charlando desde los andamios con alguien que estaba abajo. Nunca el proyecto nacional se me había aparecido con esa materialidad tan prepotente.

sábado, 27 de marzo de 2010

Sacco y Vanzetti en el Municipal


Hace unos días fui al teatro a ver Sacco y Vanzetti, escrita por Mauricio Kartún, dirigida por Viviana Ruiz y producida por la cooperativa de trabajo BAUEN. El texto se basaba en los rasgos grotescos de la farsa judicial y en sus resonancias contemporáneas. La conocida historia de los italianos anarquistas juzgados y condenados por italianos y por anarquistas. "Ahora pasa lo mismo con los bolivianos en Argentina, los turcos en Europa o los musulmanes en EE.UU", "Basta de criminalización de la protesta social"; el Sentido de la obra eran dos máximas hallables en cualquier panfleto de la izquierda argentina. Y así como cri-mi-na-li-za-ción es la anti-consigna por excelencia -el kirchnerismo debería entenderlo cuando habla de desendeudamiento-, la obra fue una continua declamación que mostraba a plena luz la soledad y la frialdad de un léxico al que se lo dejó canalizarse libremente a través de la obra. Debe costar mucho trabajo pronunciar una frase como "Viva la anarquía". Algunos personajes se paraban frente al público interpelándolo, pretendiendo arrastrarlo al juicio vergonzoso que se estaba llevando a cabo, pero la condena del Estado burgués, represivo y xenófobo venía dada de antemano, era su presupuesto fundamental. No había nada por descubrir en la obra, ni nada por reflexionar. Solo esa confirmación de devoción al tiempo sagrado del capital, en el que, siempre, todo sigue igual. El Estado es corrupto, amoral y represivo. La política estatal es la negación de los ideales. La Idea es merecedora predilecta del placer estético en un viernes a la noche. Y un discurso perfecto, esto es, terminado, es siempre mejor que los hombres y mujeres concretos que puedan internalizarlo en su lucha diaria.