lunes, 22 de febrero de 2010

MILLED RICE

Las fotos que Martín sacó en Haití son complejas. Dan cuenta de una realidad compleja. El casco azul que sostiene al nene mientras conversa familiarmente con su madre y el cartel prohibitivo, la perspectiva desde la pila de escombros y el hombre posando frente a la pared que acaba de levantar, la mirada más o menos resignada o más o menos rabiosa de las ciudadanas y la tristeza administrada del presidente. Hemos aprendido, aprendemos diariamente a instalar esa complejidad, a repetirla casi, en la indagación histórica o sociológica. Hemos aprendido a rechazar tanto la persistente ortodoxia como el progresismo simplista. Que K no es lo mismo que M, que Fort no es el Mal, que las letras redondas surcadas por la cinta celeste y blanca no volverán. Pero ¿cómo evadir ese recorrido nítido por las bolsas de polipropileno de USAID, en definitiva tiradas una encima de las otra? ¿Qué agudeza intelectual o política puede ganarle a semejante imagen?

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