sábado, 27 de marzo de 2010

Sacco y Vanzetti en el Municipal


Hace unos días fui al teatro a ver Sacco y Vanzetti, escrita por Mauricio Kartún, dirigida por Viviana Ruiz y producida por la cooperativa de trabajo BAUEN. El texto se basaba en los rasgos grotescos de la farsa judicial y en sus resonancias contemporáneas. La conocida historia de los italianos anarquistas juzgados y condenados por italianos y por anarquistas. "Ahora pasa lo mismo con los bolivianos en Argentina, los turcos en Europa o los musulmanes en EE.UU", "Basta de criminalización de la protesta social"; el Sentido de la obra eran dos máximas hallables en cualquier panfleto de la izquierda argentina. Y así como cri-mi-na-li-za-ción es la anti-consigna por excelencia -el kirchnerismo debería entenderlo cuando habla de desendeudamiento-, la obra fue una continua declamación que mostraba a plena luz la soledad y la frialdad de un léxico al que se lo dejó canalizarse libremente a través de la obra. Debe costar mucho trabajo pronunciar una frase como "Viva la anarquía". Algunos personajes se paraban frente al público interpelándolo, pretendiendo arrastrarlo al juicio vergonzoso que se estaba llevando a cabo, pero la condena del Estado burgués, represivo y xenófobo venía dada de antemano, era su presupuesto fundamental. No había nada por descubrir en la obra, ni nada por reflexionar. Solo esa confirmación de devoción al tiempo sagrado del capital, en el que, siempre, todo sigue igual. El Estado es corrupto, amoral y represivo. La política estatal es la negación de los ideales. La Idea es merecedora predilecta del placer estético en un viernes a la noche. Y un discurso perfecto, esto es, terminado, es siempre mejor que los hombres y mujeres concretos que puedan internalizarlo en su lucha diaria.

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